Las hermosas reflexiones de José Saramago dejaron de salir, con asiduidad, desde tiempo reciente. Personalmente he sentido su falta, la visión sencilla y clara de los sucesos cotidianos al lado de la fuerte convicción de izquierdas y esa rebeldía inamovible, que resulta contagiosa.
Iberista de pro, convencido de su linda utopía en la que le gustaría ver una España y Portugal unidas en un país nuevo. Una manera de hacernos sentir importantes a todos los soñadores, siquiera, montados en una nave imaginaria, que nos hace recorrer el mundo, sentir cercano aquello que los demás no alcanzan a ver, que discuten incluso la certeza de su existencia.
¡No importa!, todos los días somos testigos de atropellos mil y de injusticias. La solución está en hacer, en pensar, en poner cada cual un granito de arena en positivo. Está en que aprendamos a escuchar a quienes aun pensando distinto, nos son próximos.
Duele profundamente, a quienes tienen pensamiento de izquierda, observar a una jauría presionando al Presidente del Gobierno, sin hacer, salvo excepciones, una apuesta decidida por plantear soluciones, por aportar argumentos, ante la dificilísima situación que nos está tocando vivir, provocada por otros ajenos que, ahora están inactivos también. Tampoco ahora la izquierda reacciona para hacer saber a los currantes, a los que han de pagar el pato, que es hora de ponerse firmes, de decir a todos que arrimar el hombro una vez más, supondrá pasar factura a quienes no lo están haciendo, a quienes con su actitud, han dejado al Presidente sólo. No caigamos en el triste error de pagarlas con quien, está echando mano de lo único que tiene, pero hagámosle ver que las cosas son así, que debe saber, con los pies en el suelo, quienes son los suyos, conocer realmente a quien tiene. Pedirle al Presidente Zapatero que se exprese, que de cuentas sin rubor, que nos cuente lo que está pasando. ¡Le oiremos gustosos!
He seguido a Saramago en sus reflexiones, la noticia de su muerte, me trajo a la memoria su artículo titulado: "¿Dónde está la izquierda?" en el que, aludía a una frase que soltó en una entrevista de un diario sudamericano: "La izquierda no tiene ni puta idea del mundo en que vive" y continuaba diciendo que, a su intención deliberadamente provocadora, la izquierda le respondió con el más gélido de los silencios, tanto el partido comunista del que era miembro, como los partidos socialistas gobernantes en España y Portugal, nada, nadie salió al paso de sus palabras, haciéndole sentirse un pobre viejo del que no importa su opinión, comprobando que sus palabras habían caído "al putrefacto charco de la indiferencia". Finalmente Saramago decía: ¿Dónde está la izquierda? No doy albricias, he pagado demasiado caras mis ilusiones.
Hoy, situado en otro espacio del tiempo, ocupando otro lugar, afianzado en la adecuada estatura, que siempre tuvo, quizás pueda no sentirse víctima de una cirrosis mental, ni como un pobrecito viejo, redivivas sus opiniones y por qué no, su provocación.
Mientras tanto, la izquierda podría encontrarse a sí misma y reaparecer pensando, actuando, arriesgando. Salvo mejor parecer. Baldomero Gómez
19 junio 2010
07 junio 2010
Apenas queda tiempo, Zapatero
Foto: Baldo
No obstante, antes quedaría una posible salida inteligente, que pasaría por recurrir a la cordura y contar, definitivamente, con quienes hacen posible que las cosas funcionen poniendo, en lo alto, a los que han debido estar siempre, porque Zapatero da la sensación de haberse olvidado de su propio Partido. Así, bajados de la burra, no estaría mal, ir pensando también, en medidas eficaces de coaliciones para ir capeando el temporal sin riesgo de naufragio.
En medio de la tempestad, no dejar pasar la oportunidad de centrar la normativa laboral con la mirada puesta en el futuro, sin desigualdades entre las partes, aprovechando las actuales circunstancias para que los empresarios se vean abocados al cumplimiento real de lo acordado. Sí, de aquello que hoy es vigente y nadie cumple, como la salud laboral; el fraude en las contrataciones, del que incluso alguna empresa publica, desvergonzadamente pretende justiciar ante los representantes del pueblo; de aquello que suponga un verdadero cambio de modelo productivo; de la prohibición de ayudas a quienes no son solidarios; de los cambios necesarios para el mantenimiento de las garantías sobre las pensiones; de la decidida erradicación de duplicidades administrativas. Todo ello sin miedo, con un profundo respeto por los débiles y por quienes le han dado su confianza.
Apenas queda tiempo, Zapatero. Salvo mejor parecer. Baldomero Gómez
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