Sólo los españoles están legitimados para defender los intereses de España y, eso significa que cuando el pueblo, desde la calle está manifestando una manera de ver las cosas, el Ejecutivo tiene que saber usar su apoderamiento legitimo, antes de anteponer ningún interés, sin contar con los ciudadanos, lo cual significa que, sin dilación, ante la duda evidente del Presidente Zapatero, frente a los inhumanos sucesos contra los saharauis, debe primar, la consulta parlamentaria, seguida de una contundente intervención formal del Gobierno, sin que otras voces puedan adelantarse, con oportunismo, en un intento de dirigir a la opinión pública. ¡No podemos abandonar a los saharianos!
Se ha vendido, el cambio de algunos miembros del Gobierno como, un paso hacia la información pública, y como medida para la clara explicación de lo político, con lenguaje más próximo a la calle pero, no, las cosas no han cambiado. El problema crónico de algún acompañante próximo al Presidente, sigue siendo la lentitud en la toma de decisiones, ello es un proceder permanente y contínuo allí donde uno quiera orientarse, ya sea en sus empresas públicas, en sus decisiones para dar soluciones al desempleo o, en la interminable puesta a punto de la reforma laboral.
Jugar con las posibles debilidades de los interlocutores sociales y, con la desorientación ciudadana motivada por la crisis, que han montado otros, va a traer consecuencias graves, innecesarias.
La reforma laboral, hace tiempo que debió de producirse de manera contundente, con claridad, hablando y contando a los ciudadanos cual es la situación. Se han tomado medidas preliminares, reduciendo el salario de los funcionarios, retirando derechos y, nuevamente, hemos caído en la incertidumbre, en la lenta acción de gobierno, todo se eterniza, instaurándose el aburrimiento.
Mientras tanto, algunos militantes, muchos simpatizantes y la gran mayoría de los votantes socialistas buscan liderazgo, algo distinto a la actitud seria y rígida de Pepe Blanco -también vicesecretario general del PSOE-, que no cae bien a la gente, desde que han visto en él, un proceder empresarial nefasto e impositivo, que no se ha traducido, en eficacia, tampoco en eficiencia, advirtiéndose, que sus proyectos no alcanzan a satisfacer, siquiera, las expectativas generadas.
Nadie se engañe, la fuerza está en la gente, son las trabajadoras y los trabajadores, la ciudadanía, la clase empresarial, las personas con talento, las que hacen posible que todo funcione. No es tiempo de miramientos, no cabe el pesimismo, lo que hay que ser es claros y actuar. Suenan bien estas palabras: "cualquier día, sin decirnos nada, nos miraremos unos a otros y, nos plantaremos", esta frase, pronunciada en parecidos términos por Iñaki Gabilondo, la tengo permanentemente en mi memoria.
Es la hora de la iniciativa ciudadana, si el Gobierno no se sube, se quedará en tierra. Salvo mejor parecer. Baldomero Gómez