Bueno, pues ya se han constituido prácticamente todas las corporaciones municipales y, queda ahora tan solo esperar a que todo sea lo mismo, con nuevas caras en la gran mayoría de los ayuntamientos españoles. Los ciudadanos se han puesto la pila y han querido que, de momento, se vayan muchos socialistas de aquellos gobiernos que están cerca de los hogares, con la esperanza puesta en que, las promesas de cambio de los populares, sean ciertas y, en consecuencia, generarán confianza para el definitivo cambio en el ámbito del Estado. Es, una clara salida desesperada, pues de antemano todos intuyen, que la derecha, con sus propios discursos, ofrecen más de lo mismo, incluso anticipan males mayores.
Lo que si es cierto, es que, cada vez son más los españoles que consideran iguales las políticas que defienden el PSOE y el PP, porque las diferencias que, realmente existen en los programas, desaparecen en la práctica diaria. Don José Luis Rodríguez Zapatero, se presentó a unas elecciones generales con un programa que no ha cumplido y, si bien en un principio hizo una política dirigida a sus bases electorales, de pronto dejó de hacerlo, sumiéndose en un inaceptable neoliberalismo, bajo el pretexto de "me cueste lo que me cueste" aunque son otros quienes, realmente, han de correr con dicho coste.
Todos hemos visto, en los últimos años, en el ámbito local, como, conocidos militantes socialistas, integrantes de las asambleas y fieles colaboradores de lo municipal, se fueron quedando sin voz, han dejado de ser necesarios, debiendo asumir, sin rechistar, las decisiones que le marcan los autoritarios dirigentes de su propio partido. Hemos visto también, lo sucedido con la que pretendió ser candidata en primarias, Carma Chacón, que poco menos resultó escaldada previo a su toma pública de postura, antes de oír la voz de las bases de su organización.
También el movimiento ciudadano, toma poso, y tras la larga y cansada acampada, llega el momento de tomar iniciativas contundentes, respetuosas y consensuadas, que harán posible el cambio irreversible de un sistema, verdaderamente caduco.
La tercera fuerza política, consolidada ya, necesitada también de abrir ventanas, cansada de ser ninguneada, se pronuncia también con hechos. Así, IU dice, con claridad y micrófonos, que no son la muleta que sostiene los desengaños de los socialistas y, legítimamente, disponen en los municipios extremeños, no apoyar en las investiduras, aún a costa de permitirse gobiernos más a la derecha, según afirman contundentemente desde Extremadura, al decir que, tras tantos años de gobierno del PSOE, se hacía necesario un cambio, por saludable, al haberse convertido tal continuidad, en casi un régimen.
Para afrontar la nueva situación, las bases del PSOE, si pueden y les dejan, habrían de formular cambios internos, con ideas más próximas a su corriente de izquierda socialista. IU por su parte, debe reflexionar sobre su vuelta al espacio que ha dejado desocupado y que, los ciudadanos comprometidos vienen resaltando a través de movilizaciones.
Con España teñida de azul, por decisión incluso de gentes con pensamiento de izquierdas, es cuando vamos comprobando que los ciudadanos y los partidos más a la izquierda, no temen gobiernos de otro color, cuando las artes de la derecha triunfante, apenas difieren de quienes dirigen desde un partido de izquierda, con políticas neoliberales profundas.
Con todo, una vez más, rige el principio de que, no hay mal que por bien no venga, y ahora, tras el desconcierto y el varapalo, se impone la cordura. Es hora de oír a las nuevas generaciones, cansadas de tanto cinismo, es hora de hacer inversiones para el futuro y de no hacer tanto caso a las presiones de los de fuera, cuando las demandas más elementales se están pidiendo, a gritos, por los de dentro, por los de la casa, por las bases ciudadanas que quieren otro mundo distinto, posible.
Empezando por la izquierda, ahora hay que hablar tranquilos. Salvo mejor parecer. Baldomero Gómez