Creo
necesario, ahora más que nunca, algo de juicio crítico por propia disciplina
corporativa.
Es tiempo, creo, de mirar, con honestidad, hacia dentro. El momento de la
profesión, es muy importante, a punto de conseguir sus merecidas metas y, al
mismo tiempo, corre el mayor de los peligros.
ESPECIALIZACIÓN. Veo
las conversaciones que se mantienen en ciertos foros de graduados sociales y no
puedo menos que asombrarme de la falta de preocupación, salvo escasas excepciones, por las cuestiones de
fondo en materia de Trabajo y Seguridad Social, desde la perspectiva económica
y sociológica, en general; así como, de la más concreta, referida a la
profundización crítica en derecho del trabajo y Seguridad Social. Se echa en
falta preocupación, discusión o debate en temas tan básicos como los referidos
a los asuntos puntuales de la negociación colectiva, de la problemática
empresarial, de los asuntos sindicales y, también en todo ello, en referencia a
los ámbitos autonómico, estatal, europeo y mundial.
Comprobar,
es tan fácil como, publicar en un foro de la profesión, una noticia o una
discusión sobre un tema de los señalados y ver la floja respuesta. Acto
seguido, hacer esa misma publicación en un foro de sindicalistas, muchos de
ellos sin estudios especializados en tales temas, y ver como el debate cobra
fuerza y adquiere nivel. Por el contrario, ver publicado en un foro
profesional, un relato sobre el encontronazo puntual con una persona de otra profesión distinta, en un
asunto nimio, referido a una discusión de si un graduado social es apto para llevar un asunto en
el juzgado o competente para hacer nóminas y, dicha publicación puede alcanzar un seguimiento
desorbitado. Un análisis tan simple, nos indica lo simple del actual debate
profesional, más preocupado por lo que se es, como carcasa, que, en lo que
verdaderamente es su razón de ser, “la especialización”, como contenido.
Actualmente, los estudiantes de grado en relaciones laborales y recursos humanos, se oponen a la creación del Máster que permita el acceso al ejercicio profesional como graduado social, ante los juzgados y tribunales de justicia. La cuestión tiene miga, pues, desde la perspectiva del estudiante, se les está ampliando sus estudios, incluso se está imponiendo un mayor gasto en su formación. Por ello, es preciso, que alguien tanto desde el ámbito académico como desde el ámbito profesional, dedique un tiempo a explicar a los estudiantes, las razones que justifican la implantación de dicho máster. Pero, ante todo, habrá que escucharlos.
Entienden los estudiantes que se devalúa el grado, cuestión no del todo cierta, toda vez que, el máster, al menos según lo que conocemos hasta ahora, tan solo es exigible para el ejercicio profesional como graduado social, ante los juzgados y tribunales, pero no es exigible en los demás ámbitos de la profesión. Por otra parte, la especialización del profesional graduado social, que es como se denomina a quienes se colegian, permite elevar el nivel, lo cual está lejos de devaluar la profesión, más bien todo lo contrario. Otra cosa, será hablar, muy en serio, de medidas conducentes a que la consecución de dicho máster, sea cómodo y asumible económicamente para los estudiantes, Hay que aclarar que son cosas distintas, la titulación y la profesión, como se indica más adelante.
COMPETENCIA. Ser
graduado social, a mi entender, no consiste solo en decir que tiene más
preparación que otros profesionales, cuestión que denota cierto complejo de
inferioridad. A mi humilde entender, ser graduada o graduado social, es ejercer
de ello, estudiar a diario, mantenerse al día en todo, absolutamente en todo lo
concerniente a “lo laboral”. Ser graduado social no es llamarse laboralista, es
ser laboralista y, ello habrá de ser así, con independencia de que, se ejerza
como gestor o se trabaje como administrativo. No podemos engañarnos, si un
graduado o graduada social, decide dedicarse al asesoramiento a pequeñas
empresas, desde la asesoría, llevando la gestión (contable, fiscal, trámites
con administraciones…), haciendo labores coincidentes, en todo o en parte, con
lo que hacen los Gestores Administrativos; si decide dedicarse a ello, no
quiere decir que esa sea la función concreta del graduado social, como
profesional y, es muy importante, tener en cuenta esto pues, la función propia
de los Gestores Administrativos o de una Asesoría, la vienen haciendo los
propios Gestores Administrativos, algunos abogados, los economistas, los
titulados empresariales, peritos mercantiles, algunos titulados en comercio, etcétera,
etc. Además, algunas de tales gestiones, pueden llevarse por cualquier persona
física, sin necesidad de titulación especial y concreta para hacerlo. Hacer la
función desde una Asesoría, debe acompañarse de una diferenciación, para que
así, los ciudadanos, susceptibles clientes, o los que ya lo son, puedan
ver a un laboralista graduado social, el que tiene dichas competencias
"laboralistas" en la ley. Otra opción, igual que hacen otros
profesionales, es dar traslado, recomendando que cierto asunto, sea llevado por
un o una colega que lleva temas jurídico-sociales o que tiene a bien llevar una
concreta especialidad. Conviene evitar abarcarlo todo, al menos si se quiere consolidar la profesión, llenándola de especialización sobre la propia
especialización.
PROFESIÓN. Una
cosa son las titulaciones y otras las profesiones, estas últimas se valen
también de las competencias legales. Para mantener el nivel dentro de la
profesión, que los graduados sociales se merecen, y que pretenden, un camino es mantener una especialización superior a cualquier otro profesional,
en las materias que le son propias; entre otras, en las materias arriba
señaladas, tanto en el ámbito nacional, como el europeo e internacional. No
hacerlo, es vivir en una nube. Jamás van a reconocer a los graduados sociales
competencias que no le son propias, máxime cuando tienen pendientes de
reconocimiento aquellas que les corresponden por justicia y por derecho.
Escribía yo, en 2006: “Laboralistas. Graduado Social, profesión y
formación académica”
¿Se van superando las
limitaciones o sigue todo igual?
Aunque parezca mentira, hay que recordar a muchas y muchos compañeros,
constantemente, que la profesión es algo diferente a la titulación. No es lo
mismo una licenciada o graduada en medicina que una médica o médico; tampoco lo
es un graduado, máster o doctor en derecho, que un abogado o que una
procuradora; como tampoco lo es una titulada graduada en relaciones laborales y
recursos humanos, que un profesional graduado social. En todos los casos
señalados, para ser profesional con las competencias que la ley les otorga,
deben estar colegiados. Las titulaciones dan acceso a las profesiones, pero, en
los casos concretos en los que existe la obligación de colegiación para el
ejercicio profesional, sin tal colegiación, no se es titular de la profesión.
Entiendo
que, para mantener y exigir el reconocimiento de la figura del graduado social,
no basta con que te concedan competencias, como hasta ahora, en los últimos
años, viene sucediendo, gracias a mucho trabajo anónimo y, también en buena hora y merecidamente, dada la encomiable tarea
diplomática del actual Presidente del Consejo General, Francisco Javier San
Martín Rodríguez, a quién hay que reconocérselo especialmente, y por cuya
actuación, se están consolidando las competencias que corresponden por pura
lógica a un colectivo profesional que lo ha demostrado,repito, hasta ahora, en
la práctica profesional. Pero, ojo, no dormirse en los laureles y
cuidado con que las nuevas generaciones, pretendan vivir de la imagen sin
mantener el nivel que se merece la distinción alcanzada. Corresponde ahora
mantener y superar lo conseguido.
COMPARACIONES. Si
algo desmerece la valía profesional del colectivo, es la continua comparación
con otros profesionales. Caer en esa trampa, es retroceder. Sin llevarse a
engaño, se está cayendo, una y otra vez, en esa trampa, que es, por otra parte,
vulgar e impotente, pues no conduce a nada bueno, más bien todo lo contrario.
Cualquier colectivo o persona individual, que se jacte de ser el mejor y no lo
demuestre, está condenado a la pérdida de credibilidad o a la desaparición. Compararte con otros profesionales es bajar el nivel de tu propia profesión. La
mejor forma de competir, y de alcanzar competencias legales, exigiendo el
reconocimiento de competencias en la ley, es demostrándolo, humildemente, con
hechos, Lex rebus imponitur
non verbis. La única manera de que los competidores no puedan seguir pisando a
quienes deben asumir la especialización laboralista, es preparándose en ello de
manera total. Y, esto es hablar de mínimos. Fijémonos en este detalle que es fundamental, acabamos de describir un detalle propio de la profesión que le viene de base por su formación académica la "especialización laboralista" y que es ahí donde radica su esencia profesional. Quién legitima las comparaciones con otros profesionales, debería reflexionar y ver si en materia contable, económica, tributaria, entre otras, dispone de la especialización que le viene de su base académica. Renunciar a la profundización, sin límites, en aquello que constituye su razón de ser, el derecho social, es equivocarse.
Una o un generalista, difícilmente puede competir con un especialista, en la
materia especializada. Escribía el 11 de enero de 2014, aquí mismo “Es graduado social, es un laboralista”
¿Debemos y queremos seguir
pensando lo mismo?
RESPUESTA DIRECTA. Hacerse adultos profesionalmente, es aprender a organizarse también por libre, asociarse con otros que coinciden, para ahondar en las cuestiones que le son propias, de manera directa, que no necesariamente pasan por los colegios. Dejar que los colegios y la corporación dediquen más tiempo a velar por las competencias y por el respaldo profesional, por ser los órganos competentes y por resultar ser obligatoria la pertenencia a los mismos para el ejercicio ante los juzgados y tribunales.
Hay una forma de alcanzar el reconocimiento pleno, el cual aún no ha llegado
y, esa forma es la respuesta directa de las personas que conforman el
colectivo profesional. Cada vez que se reconoce una competencia nueva, hay que
superarse en el conocimiento sobre la misma. Las competencias pendientes, desde
la perspectiva legal, no son otras que las derivadas de la jurisdicción social,
en el ámbito del recurso de casación, el turno de oficio y algún que otro
reconocimiento, pero siempre en ese campo, no en otro. Al menos, de momento.
Insistir. Es casi una obligación, plantearse, cada profesional que se precie, el llegar a
ser, ella o él, competente personalmente, para ser parte activa, con
soltura, en actuaciones tales como, a título de ejemplo: dirigiendo y desarrollando debates sobre
materias laborales, de empleo, seguridad social, economía social, asuntos
sindicales, problemática sobre asociacionismo, entre otras. Ver de hacer esto,
uno o una misma, en lo concerniente a los espacios autonómico, estatal, europeo
e internacional, con su propia preparación e investigación personal, forjándose
un perfil individual. Formar parte activa o dirigir charlas, en tales temas y,
en muchos otros de la especialidad laboral general. Escribir sobre tales materias, elevar el
nivel propio individual y después participar en su expansión entre el
colectivo.
Forjarse un carácter. Actuar con prudencia, y asumir la responsabilidad profesional, más allá del propio ejercicio, cada vez que una o un colegiado hace el
ridículo públicamente, hace que queden en ridículo, todos sus colegas; respetar
la profesión empieza por uno mismo. Así sí, se consigue el nivel que se
busca, eso es una cuestión individual que hay que conseguirla personalmente,
ayudándose y exigiendo ayudas a los colegios oficiales y sonsacándolos,
también, de los debates en los foros sociales, sin olvidar la
prudencia, consiguiendo que así alcancen nivel dichos foros. Después, unirse, crear
asociación formal o informal, dentro de los propios colegios oficiales y también fuera de los mismos, con las
y los compañeros que siguen una misma línea especializada, dentro de lo
laboral, tales como derecho de la prevención de riesgos; derecho de la
seguridad social; derecho sindical; derecho de las cooperativas; derecho social
en el ámbito rural o del mar, etcétera, etc.
Es apasionante, estamos hablando
de especialización dentro de la especialización, la profesión tiene tantos
recursos que, quien quiera alcanzarlo todo, tan solo consigue estancarse, como
desgraciadamente pueda estar pasando.
Hasta tanto uno o una, no se embarque en la verdadera unión con sus colegas y
no se imponga alcanzar la verdadera y suficiente competencia profesional
especializada, de nada le vale ocultarse tras la disculpa de que es mejor que
otros profesionales, o esconderse tras el colectivo, indignándose porque nadie
parece conocer la profesión, eso es engañarse, es mentirse.
Salvo mejor parecer. Baldomero Gómez
graduado social
experto europeo en relaciones sociolaborales UAH
laboralista